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domingo, 21 de agosto de 2011

¡Tomad frikada! xD

ROMANCE MATEMÁTICO


Veraneaba una derivada enésima en un pequeño chalet situado en la recta del infinito del plano de Gauss,

cuando conoció a un arco tangente simpatiquísimo y de espléndida representación gráfica,
que además pertenecía a una de las mejores familias trigonométricas. 
Enseguida notaron que tenían propiedades comunes. 
Un día, en casa de una parábola que había ido a pasar allí una 
temporada con sus ramas alejadas, se encontraron en un punto aislado de ambiente muy íntimo. 
Se dieron cuenta de que convergían hacia límites cuya diferencia era 
tan pequeña como se quisiera. Había nacido un romance. Acaramelados 
en un entorno de radio épsilon, se dijeron mil teoremas de amor. Cuando el verano pasó, y
las parábolas habían vuelto al origen, la derivada y el arco tangente eran novios. 
Entonces empezaron los largos paseos por las asíntotas siempre unidos por un punto común,
los interminables desarrollos en serie bajo los conoides llorones del lago,
las innumerables sesiones de proyección ortogonal. 
Hasta fueron al circo, donde vieron a una troupe de funciones 
logarítmicas dar saltos infinitos en sus discontinuidades. En fin, lo 
que eternamente hacían los novios. 
Durante un baile organizado por unas cartesianas, primas del 
arco tangente, la pareja pudo tener el mismo radio de curvatura en 
varios puntos. Las series melódicas eran de ritmos uniformemente 
crecientes y la pareja giraba entrelazada alrededor de un mismo punto 
doble. Del amor había nacido la pasión. Enamorados locamente, sus 
gráficas coincidían en mas y más puntos. 
Con el beneficio de las ventas de unas fincas que tenía en el campo 
complejo, el arco tangente compró un recinto cerrado en el plano de Riemann. 
En la decoración se gastó hasta el último infinitésimo. Adornó las 
paredes con unas tablas de potencias de “e” preciosas, puso varios 
cuartos de divisiones del término independiente que costaron mucho. 
Empapeló las habitaciones con las gráficas de las funciones más 
conocidas, y puso varios paraboloides de revolución chinos de los que 
surgían desarrollos tangenciales en flor. Y Bernoulli le prestó su 
lemniscata para adornar su salón durante los primeros días. Cuando 
todo estuvo preparado, el arco tangente se trasladó al punto impropio 
y contempló satisfecho su dominio de existencia. Varios días después 
fue en busca de la derivada de orden n y cuando llevaban un rato 
charlando de variables arbitrarias, le espetó, sin más: 
- ¿Por qué no vamos a tomar unos neperianos a mi apartamento? De 
paso lo conocerás, ha quedado monísimo. Ella, que le quedaba muy poco 
para anularse, tras una breve discusión del resultado, aceptó. 
El novio le enseñó su dominio y quedó integrada. Los neperianos y una 
música armónica simple, hicieron que entre sus puntos existiera una 
correspondencia unívoca. Unidos así, miraron al espacio euclídeo. Los 
astroides rutilaban en la bóveda de Viviany… Eran felices! 
- ¿No sientes calor? - dijo ella 
- Yo sí. ¿Y tú? 
- Yo también. 
- Ponte en forma canónica, estarás mas cómoda. 
Entonces él le fue quitando constantes. Después de artificiosas 
operaciones la puso en paramétricas racionales… 
- ¿Qué haces? 
- Me da vergüenza… - dijo ella 
- ¡Te amo, yo estoy inverso por ti! ¡Déjame besarte la ordenada en 
el origen! ¡No seas cruel! ¡Ven! Dividamos por un momento la 
nomenclatura ordinaria y tendamos juntos hacia el infinito… 
Él la acarició sus máximos y sus mínimos y ella se sintió descomponer 
en fracciones simples. (Las siguientes operaciones quedan a la penetración del lector) 
Al cabo de algún tiempo la derivada enésima perdió su periodicidad. 
Posteriores análisis algebraicos demostraron que su variable había 
quedado incrementada y su matriz era distinta de cero. Ella le 
confeso a él, saliéndole los colores: 
- Voy a ser primitiva de otra función. Él respondió: 
- Podríamos eliminar el parámetro elevando al cuadrado y restando. 
- ¡Eso es que ya no me quieres! 
- No seas irracional, claro que te quiero. Nuestras ecuaciones 
formaran una superficie cerrada, confía en mí. 
La boda se preparó en un tiempo diferencial de t, para no dar que 
hablar en el círculo de los 9 puntos. 
Los padrinos fueron el padre de la novia, un polinomio lineal de 
exponente entero, y la madre del novio, una asiroide de noble 
asíntota. La novia lucía coordenadas cilíndricas de Satung y velo de puntos imaginarios. 
Ofició la ceremonia Cayley, auxiliado por Pascal y el nuncio S.S. monseñor Ricatti. 
Hoy día el arco tangente tiene un buen puesto en una fábrica de series 
de Fourier, y ella cuida en casa de 5 lindos términos de menor grado, 
producto cartesiano de su amor.

5 comentarios:

  1. Jajajaja, qué bueno... La primera versión que leí yo de esta historia no fue en un blog, ni en una cadena de mail... ¡sino en unas fotocopias que rulaban por la Facultad! Madre mía, qué de tiempo... xD. Y lo que tuve que estudiar yo para entender TODOS los términos que se mencionan...

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  2. Es que en tus tiempos esas cosas no existían jajaj :P Viejete! xD

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  3. ¡¡Es genial!! lo que me he podido reir... y mi hermano el matemático leyéndolo conmigo, ¡no podía aguantarse!

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