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viernes, 16 de septiembre de 2011

Simple erotismo.



[Algo que escribí hace mucho, rescatado de mi Tumblr]

Tu tirabas las sandalias, yo tiraba a un rincón mi falda, de algodón, me parece, y me soltaba el nudo que retenía mi pelo en un cola. Tenía la piel erizada y me reía. Estábamos tan próximos que no podíamos vernos, ambos absortos en ese rito urgente, envueltos en el calor y en el olor que hacíamos juntos.
Te abrías paso por mis caminos, tus manos en mi cintura encabritada y las mías impacientes. Te deslizabas, me recorrías, me trepabas, yo te envolvía con mis piernas y te decía mil veces “ven” con mis labios sobre los tuyos.
En el instante final teníamos un atisbo de completa soledad, cada uno perdido en su quemante abismo, pero pronto resucitábamos desde el otro lado del fuego para descubrirnos abrazados en el desorden de los almohadones. Tú me apartabas el cabello para mirarme los ojos, ya en calma.
Conozco ese cuadro, la pareja descansa después de hacer el amor, la piel de ambos brilla húmeda. Entonces se rompe la simétrica quietud de la pintura y escucho nuestras voces muy cercanas:
- Cuéntame un cuento - te digo
- ¿Como lo quieres?
- Cuéntame un cuento que no le hayas contado a nadie

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